martes, 13 de enero de 2009

Eva

Eva, sin esperanza, saltó desde la terraza. El viento acompañaba. Cuando pasó por el quinto piso, recordó su infancia, recuerdos en sepia, felices los más, borrosos los menos. El cuarto piso trajo consigo su primer beso, a los quince años, cuando es más grande tu mundo que todo el planeta. En el tercero, sus amigos, en simpáticos flashbacks le amenizaban la bajada. En el segundo sus estudios y su trabajo, como guardianes de su no futuro. Y en el primero se dio cuenta de que no valía la pena, y quiso volver a subir. Y mientras con unas enormes alas resubía hasta la terraza, el cuerpo inerte descansaba en la acera.

1 comentario:

carlos saud dijo...

mola!!!!!...podrías reescribirlo a modo de guión para un cortometraje... como los buenos orgasmos...intenso y corto.... jejej