No quiero mostrarte a ti lo que has perdido,
sino mostrarme a mí lo que has perdido.
Quiero estar en soledad,
Per o no solo
Quiero estar con amigos, con la familia, con desconocidos
Pero no en compañía
No contigo
Eres el poso de té en una taza
Intento descifrarte
Y lo único que consigo en complicarme yo más
Intento comprenderte
Y dejo de entenderme a mí mismo
Intento acercarme a ti
Y dejo de estar cerca de mi
Por eso quiero
Estar solo
Pero contigo
Dentro
En el fondo
Como un pulmón lleno de aire
No lo vemos, pero está ahí
Y lo necesitamos
Como yo te necesito
Como tú me necesitas.


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Las palabras de amargura
Nunca se dicen por la boca
Se caen de las manos y reptan por el suelo
Se suben por los tobillos, se arrastran por la espalda
Y te besan en el cuello
Se cuelan por los oídos, y le escupen al cerebro

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Cuando llueve,
Me gusta mirar a través de la ventana
Y muchas veces sólo veo
El reflejo de mi mirada.

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Si nos metemos debajo de la manta
Te contaré un secreto
Pero no puede salir de aquí, que quede entre los dos
Te lo contaré bajito, con labios pequeños
Dejemos que la luz se apague mientras se ríe el viento.
Te lo voy a decir poco a poco
T-E-Q-U-I-E-R-O.

Desde el dolor no se escribe,
se grita, se escupen palabras
que sólo golpean a uno mismo.
Me golpean pero no sangro,
porque ya no me queda sangre;
me golpean pero no me duele,
porque ya no siento;
me golpean y no las esquivo.
Permanezco inerte, rodeado de preguntas
esquivo dar respuestas,
sólo dejo interrogantes.
No pertenezco a este sitio, me digo...
pero parece que tampoco ahí, a tu lado.

Hoy fue el día. Cuando cerraste los ojos y yo ya no estaba ahí para contemplar cómo los abrías. Pero te imagino, extrañada, creyendo que estoy escondido. Oculto en una especie de juego infantil. Y seguro que al rato me llamas, pensando que sigo en mi escondite. Pero ya no estoy ahí para escucharte. Y al rato, cuando ves que no te contesto, decides buscarme. Buscas un buen rato, por todos los sitios imaginables. Piensas que te voy a dar un susto. Pero no hay susto. Y seguro que vuelves al sofá. Y cierras de nuevo de los ojos. Y esperas que cuando los abras esté de nuevo ahí. Delante de ti. Muy cerca de tus labios. Tanto que casi podría besarte.

Me equivoqué cuando te dije: "Te querré para siempre".
Tendría que haber dicho: "Hoy te quiero".
Mañana, seguro.
Pasado, posiblemente.
El fin de semana, lo más probable.
Y la próxima semana...recuérdame estas palabras.

Un poema de cristales y hierro,
mientras recuerdo que las palabras son sólo letras juntas
te imagino diciendo te quiero con los ojos cerrados
y la boca muy abierta.
Que tristes se quedan los versos
cuando tú no estás en ellos,
mirando la cuneta y viendo pasar el tiempo;
cada vez más rápido, cada vez queda menos...
Y allí permanezco, entre cristales y hierro
viendo escapar mi vida
viendo huír mi deseo.