miércoles, 10 de septiembre de 2008

Cuento

Bueno, no tengo muchas ganas de comerme la cabeza, así que para actualizar algo aquí os dejo con un pequeño texto:



Y de tus labios sale, casi sin querer: te amé…
Y mientras, las lágrimas caen. Algunas llegan al suelo, se confunden las tuyas con las mías. Se juntan y se separan, como en una especie de baile de salón de los sentimientos.
Estás de espaldas a mí. Puedo verte el hombro, que asoma por encima de una camisa mal abrochada.
Me quedo mirándote, quizás sólo un momento, o a lo mejor muchos millones de momentos. Necesito tocarte, sentirte, saber que en verdad estás ahí.
Te miras en el espejo, mientras éste te devuelve la mirada, impasible y fría de las cosas muertas que viven al otro lado del cristal.
Poso mi mano sobre tu hombro, y aunque sé que te toco, no siento el roce de tu piel.
El espíritu de ébano se cuela por las rendijas de la ventana, convirtiendo cada rincón en su reino y cada uno de nuestros corazones en su trono.
El silencio es el otro rey de la habitación. Nunca sabré si es que ya lo hemos dicho todo, o no nos atrevemos a decir nada por miedo a que la primera palabra no sea lo suficientemente hermosa para comenzar. Puede que un perdona, un lo siento, un hola-que-tal-estás valiese; sin embargo, ninguno de los dos dice nada.
De repente, te giras, o te giraste. Nos miramos, o me miraste. Y te acercas a mí. De forma lenta, de forma majestuosa; como nunca antes te había visto andar. Unos pasos lentos, seguros.
Te acercas, y tus manos me abrazan. Siento tu calor, o sólo lo imagino. Siento que tu aliento cerca de mi cuello, o sólo lo imagino. Siento que me aprietas contra tu pecho, o sólo lo imagino.
Y mientras oigo la puerta abrirse, pienso que aún estás cerca de mí. Y mientras oigo que una figura, ahora extraña ya, se aleja por el pasillo, me imagino que me susurras algo en el oído. Un pequeño secreto. Presto toda mi atención a tus palabras.
Y de tus labios sale, casi sin querer: te amo…o sólo lo imagino.

No hay comentarios: